Cuando mis padres recibieron la noticia, estoy completamente segura que la primera sensación que les invadió por todo su cuerpo fue el miedo y, por consiguiente, la ira.
La ira es una emoción muy potente que funciona como mecanismo de defensa frente a una situación grave, que no podemos solucionar al instante o en un tiempo relativamente corto.
Es una muy buena manera de desahogarse, de intentar echar hacia fuera o vomitar a modo explosión toda esa coctelera de sensaciones que nos inundan dentro de nuestro ser cuando recibimos una noticia de tales características.
Ahora me paro a pensar e imagino todo lo que se les pudo pasar por la cabeza a mis padres en aquel momento, esa primera noticia con la que saben que van a tener que convivir, sin saber hasta cuándo.
¿Cómo definir esa primera sensación, por supuesto errónea, de que ya no van a ser ellos los que van a controlar mi vida a partir de ahora? La sensación de que les están quitando algo que solo a ellos les pertenece. Yo creo que la palabra exacta es Desgarro […]
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